Hay tres indicadores que miden la evolución de la distribución de la riqueza de una país. Estos, aplicados a la Argentina arrojan los siguientes resultados: El país virtual que crean los medios de prensa hegemónicos y los economistas del establishment esconde al país real. El notable crecimiento y la mejora de millones de argentinos dan por tierra con las zonceras propuestas a diario por los agoreros de apocalipsis constante.
- El primero es el coeficiente de Gini, un índice que varía entre los valores teóricos de uno (en un contexto de extrema desigualdad) y cero (en una situación de igualdad total). Pues bien, este coeficiente, que valía 0,56 en 2002, pasó a 0,49 en 2004 y a 0,44 en 2009, evidenciando una innegable mejora en la distribución de los ingresos corrientes de los hogares.
- El segundo es la brecha de ingresos medios entre el 10 por ciento de los hogares más ricos y el 10 por ciento de los más pobres. Se trata del ingreso per cápita, es decir el que dispone, en promedio, cada miembro de los hogares situados entre estos extremos. Y bien, esa brecha era de 47 veces en 2002, había bajado ya a 24 veces en 2004 y apenas excedía de 20 veces en 2009.
- Por fin, el tercer indicador es de otra naturaleza. Se trata de la distribución funcional del ingreso, que refleja la participación de la masa salarial en el PBI. El mítico 50 y 50 del peronismo originario, recuperado brevemente en 1974. Esta participación, que era de 42 por ciento en 2001, antes del colapso de la convertibilidad, pasó a 35 por ciento en 2002, subió al 36 en 2004, alcanzó al 41 en 2008 y a 43 por ciento en 2009. Esto es lo que reflejan los datos provenientes de las cuentas nacionales, y no hay otras fuentes que permitan hacer tales estimaciones.
Cualquier consultora que mida seria y desidiologizadamente la pobreza en nuestro país, brindará como dato certero que la misma hoy ronda el 25%, lejos; pero muy lejos de aquel 52% que nos llevaba derechito hacia el desfiladero.
Nuestro país puja por mostarse tal cual es. La magnitud y la fuerza de los cientos de hechos que van estructurando y configurando día a día una Argentina distinta, logran escapar una y otra vez del corcet impuesto por el monopolio. Más temparano que tarde alumbrará ese país con todo su explendor después de una larga gestación inciada en mayo del 2003.